Instructivo teórico-práctico para habitar un alma arrinconada.
Cuando uno le toca nacer en una casa no se le permite elegir ni la ídem y por ende tampoco los rincones que componen el futuro hogar.
Posteriormente y con el correr de los años y las capacidades adquiridas, sí se puede elegir que hacer con esos rincones que le han tocado en suerte en el conjunto.
Y puede así decorarlos a gusto como también caer en la dejadez de la herrumbre natural del tiempo.
Puede iluminar los oscuros, apaciguar los extremadamente encendidos, ventilar los húmedos, desintoxicar los viciados, cepillar los mugrientos, visitar los acogedores, recibir vistas en los de energía positiva, etc. Como así también puede tapiar los brillantes, no baldear jamás el patio, no colgar un cuadrito ni que lo obliguen y hacer gala de los tenebrosos y lúgubres rincones que la ruleta de la vida “nos dio en suerte”.
Hay periodos donde uno se dedica mas tiempo a los rincones indecorosos que al resto. Se empecina podríamos decir... se deja atrapar por la desidia, le da un recreo a la claridad.
Algunos sucios rincones exceden la capacidad higiénica de uno, necesitan una limpieza a fondo por alguien que entienda del tema, una ayuda externa, una repasada general. Es de buen morador reconocer esos límites y solicitar la cepillada a tiempo y sin pudores.
Hay rincones oscuros muy oscuros…en esos se recomienda la iluminación artificial y de hacer falta hacer un agujero en la pared para vencer dicha penumbra.
Hay rincones olvidados, donde en un domingo al pedo uno se puede encontrar revisándolos y llevándose grandes sorpresas…de las gratas y de las otras.
Hay rincones perdidos que mas vale perderlos que encontrarlos
Hay rincones que hay que tenerlos bien limpitos porque son el orgullo de la casa.
Hay rincones idénticos a los de nuestros progenitores… porque dicen que el estilo se hereda vio.
Hay rincones decorados de viajes a tierras remotas.
Hay rincones a los que es difícil encontrarles la vuelta y uno los decora y los decora y nada…
Hay rincones que parecen estar medio al pedo… al menos eso parece.
Hay rincones luminosos, rebosantes, exultantes, vivificantes, llenos de claridad y armonía… y sin lugar a dudas, de todos los rincones de mi alma, esos son los rincones que mas me gusta habitar… aunque me cueste.
Cuando uno le toca nacer en una casa no se le permite elegir ni la ídem y por ende tampoco los rincones que componen el futuro hogar.
Posteriormente y con el correr de los años y las capacidades adquiridas, sí se puede elegir que hacer con esos rincones que le han tocado en suerte en el conjunto.
Y puede así decorarlos a gusto como también caer en la dejadez de la herrumbre natural del tiempo.
Puede iluminar los oscuros, apaciguar los extremadamente encendidos, ventilar los húmedos, desintoxicar los viciados, cepillar los mugrientos, visitar los acogedores, recibir vistas en los de energía positiva, etc. Como así también puede tapiar los brillantes, no baldear jamás el patio, no colgar un cuadrito ni que lo obliguen y hacer gala de los tenebrosos y lúgubres rincones que la ruleta de la vida “nos dio en suerte”.
Hay periodos donde uno se dedica mas tiempo a los rincones indecorosos que al resto. Se empecina podríamos decir... se deja atrapar por la desidia, le da un recreo a la claridad.
Algunos sucios rincones exceden la capacidad higiénica de uno, necesitan una limpieza a fondo por alguien que entienda del tema, una ayuda externa, una repasada general. Es de buen morador reconocer esos límites y solicitar la cepillada a tiempo y sin pudores.
Hay rincones oscuros muy oscuros…en esos se recomienda la iluminación artificial y de hacer falta hacer un agujero en la pared para vencer dicha penumbra.
Hay rincones olvidados, donde en un domingo al pedo uno se puede encontrar revisándolos y llevándose grandes sorpresas…de las gratas y de las otras.
Hay rincones perdidos que mas vale perderlos que encontrarlos
Hay rincones que hay que tenerlos bien limpitos porque son el orgullo de la casa.
Hay rincones idénticos a los de nuestros progenitores… porque dicen que el estilo se hereda vio.
Hay rincones decorados de viajes a tierras remotas.
Hay rincones a los que es difícil encontrarles la vuelta y uno los decora y los decora y nada…
Hay rincones que parecen estar medio al pedo… al menos eso parece.
Hay rincones luminosos, rebosantes, exultantes, vivificantes, llenos de claridad y armonía… y sin lugar a dudas, de todos los rincones de mi alma, esos son los rincones que mas me gusta habitar… aunque me cueste.
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